La cosa versó sobre quilteado libre y estuvo buenísimo, porque - a pesar que en primera instancia parece una tarea fácil - es un lío controlar la máquina, la velocidad, las manos, el pié, etc. - resulta todo una cosa! Es lindo de hacer, medio estresante al principio y muy relajado al final.
Hay que practicar. Ese es el secreto, dijo Cecilia. También es lo que dice Lori Kennedy, otra genia de esta modalidad. Y Ana María Brum - amiga y prima de amiga - dice lo mismo. Así que la conclusión fue: "hay que meterle, porque si es lo que dicen las que saben... por algo será!"
Así que primero me armé un sandwich con lienzo y guata y arranqué a dibujar... Por suerte los dibujos empezaron a cruzarse entre sí y entre todos se armó un berrodo imposible de descifrar... como cuando con tres añitos nos hacíamos de un lápiz y un papel... redondito, cuadradito, estrellas, lunas, merengues, letras, macacos, flores y hojas.
Cuando aquello ya no permitía distinguir entre todos los garabatos qué cosa era qué cosa y yo empecé a sentirme más cómoda, armé unos manteles individuales y puse manos a la obra.
Y me entusiasmé. Me encantó y me envalentoné. Aquí van algunos de los 7 u 8 con los que inicié esta aventura. Si consigo las fotos de los demás, las compartiré gustosa... pero en este berenjenal de imágenes que tengo en la computadora, el tablet y el teléfono... es milagroso que haya rescatado este par.
Habiéndome enamorado de la silueta de este VW escarabajo, que vi en una T-shirt de Tiago, me tomé la libertad de incorporarlo al mantel de Valentino y también al de Federico.
Y para Valentino, también tomé una idea de una amiga de Flickr que diseña caricaturas (que me encantan, por cierto) entre otras cosas (Carol)