sábado, 22 de junio de 2013

Con las miras al Norte...

Durante nuestro verano de repente surgió una consulta al Abuelo:  "te animarías a venir en julio para cuidar a Tiago mientras la guardería esté de vacaciones?" y la respuesta salió sin pedir permiso:  "sí, claro que me animo!!!"

Qué alegría!  Un alboroto y el tic-tac del reloj empezó a oirse.  Los descuentos.  Y la máquina de coser meta chiquiti-chín-chiquiti-chín.

Lo primero que salió del taller fue esto:




Y enseguida nació este monstruo horrible para ahuyentar los malos sueños (en caso de que se les ocurriera venir).



Pensé que debería inventar algún otro objeto que fuera portátil, no muy pesado, dinámico y lavable...  así que empecé a jugar con un poco de lienzo, unos recortes de tela, unas hilachas de lana, biés y mucho amor.  Fue saliendo y fue gustándome, así que en esto terminó:

(aunque insistí con la plancha del derecho y del revés, el lienzo se negó a quedar planchado)












Lo único que falta ahora es esperar que los regalos lleguen a las manos del destinatario y ver qué hace con ellos.

2 comentarios:

  1. Blanca, ese librito quedó divino!!
    Estoy segura que lo acompañará a Tiago muchísimo tiempo. Aún después de conocer los números y los nombres de todos esos animalitos.
    Yo todavía tengo mis libros de tela y aunque no están hechos por una abuela amorosa como vos, los conservo con mucho cariño.

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    1. Gracias, Cecilia! Yo quedé copada con el "invento" y tengo esa ilusión: que lo acompañe mucho tiempo ♥

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